¿Te habías planteado alguna vez qué pasaría si la actividad económica se parase mundialmente en seco? Probablemente no. Pero a pesar de lo inesperado, ha ocurrido. Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias que esto ha traído consigo? ¿Son todas malas? Tu respuesta dependerá en gran parte de tu papel en la escena. Si eres un empresario o empleado del sector turístico, para ti las consecuencias están siendo claramente negativas: cierre de actividad, aforos restringidos, caída de ingresos, ERTEs… Sin embargo, si eres uno de los vecinos de los barrios céntricos históricos de grandes ciudades, afectados por el overtourism anteriormente, dirías que las consecuencias para ti están siendo positivas. Podríamos considerar que la pandemia nos ofrece la oportunidad de mejorar el modelo turístico.
¿Qué oportunidades de mejora nos ofrece el descenso de la actividad turística?
Si nos paramos a reflexionar, como suele ocurrir con toda situación de crisis, la pandemia también nos ofrece oportunidades de mejora. Como mínimo, la posibilidad de aprender de la experiencia vivida, incorporar dicho aprendizaje en las decisiones futuras, corregir errores y mejorar debilidades. Dicen que a todo hay que tratar de verle su lado positivo, por muy escondido que esté.
Al hilo de todo esto, recientemente me he encontrado una entrada muy interesante, y totalmente recomendable, en un blog que me ha hecho reflexionar sobre dichas oportunidades de mejora. Se trata de el blog de viaje de El País, en el que Paco Nadal nos plantea la cuestión de «¿cómo sería el mundo sin turistas?«
En una línea paralela, en el blog de Andalucía Lab, Innovación en Turismo, José Carlos Pozo aborda cómo está afectando la pandemia al turismo de masas (overtourism), ayudando a paliar sus resultados adversos.
Las oportunidades de mejora en el modelo del sector turístico deben estar ligadas a sus debilidades previas a la pandemia. Entre ellas: las consecuencias negativas del turismo de masas.
¿Qué efectos positivos ha traído consigo la caída del turismo?
La disminución del número de turistas a nivel mundial de los últimos meses ha permitido paliar las consecuencias negativas del turismo de masas. Se trata, por ejemplo, de efectos positivos sobre nuestro entorno y medioambiente, deslocalización de población de los centros históricos de grandes ciudades y descenso del turismo poco responsable.
Mejoras en nuestro entorno y medioambiente
Sería quizá el efecto más claro. El freno de la actividad turística no sólo ha aliviado las emisiones de CO2 a la atmósfera, sino también la sobreexplotación de recursos naturales y patrimoniales de muchos destinos turísticos. Playas y paisajes naturales, o ciudades históricas y monumentales, se benefician de la disminución del número de turistas. Esto está permitiendo la regeneración de los recursos naturales.
En la primavera de 2020, en pleno confinamiento mundial, fueron muchos los medios de comunicación que, por ejemplo, recogieron titulares sobre la mejora de la calidad de las aguas de los canales de Venecia.
Freno a la huida de habitantes del centro de importantes ciudades turísticas
Antes de la pandemia, importantes ciudades turísticas estaban sufriendo un proceso de deslocalización de la población desde sus centros históricos hacia otros barrios. En casos extremos incluso se hablaba de “turismofobia”.
Entre los factores causantes de dicha huida se pueden señalar dos. Por un lado, la subida de las rentas de alquiler, dado el traspaso de inmuebles del mercado de alquiler tradicional al vacacional. Y por otro, los problemas de convivencia ocasionados por el exceso de turistas, muchos de ellos con comportamientos incívicos.
Habitantes de los centros históricos de ciudades como Barcelona, Madrid, Málaga o Palma de Mallorca, se han beneficiado del descenso del número de turistas en los últimos meses. Los precios de los alquileres se han moderado al aumentar la oferta tradicional. Y las condiciones de convivencia entre vecinos ha mejorado considerablemente.
Descenso del turismo poco responsable
Ligado al fenómeno anterior, otra de los efectos positivos de la caída del turismo es el descenso del turismo poco responsable. Nos referimos a aquel caracterizado por llevar a cabo fiestas con altas concentraciones de personas y excesos de consumo de alcohol.
¿Es entonces mejor la situación actual, un mundo sin turistas?
Yo creo, sin lugar a duda, que NO. Y no sólo porque el turismo es una de las principales actividades económicas a nivel mundial. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT) en 2019 el turismo aportó 2.200 millones de euros al PIB mundial, generando 120 millones de empleos sólo directos. Sino porque el turismo también aporta felicidad al mundo. Si preguntásemos por la calle a la gente qué les gustaría hacer cuando se acaben las restricciones de movilidad y la situación sanitaria mejore, seguro que entre sus prioridades estaría viajar.
Es hora de preparar las condiciones idóneas para un futuro modelo turístico mejor
Previendo el posible boom turístico futuro, es hora de tomar las medidas oportunas para que el modelo turístico sea lo más sostenible posible. Aprovechemos la oportunidad que nos ofrece esta crisis para mejorar debilidades, corregir errores pasados y tratar de hacer las cosas mejor. Tal y como señala Zurab Poloikashvili, secretario general de la OMT, es “muy buen momento para que ciudades y países afectados por la masificación se den cuenta de los errores que han cometido y repiensen su modelo turístico”.
Probablemente la reactivación del sector turístico sea paulatina, e inicialmente no se generen tensiones. En estos días en Europa se está acordando la implantación de un pasaporte sanitario que, a priori, deberán tener todos los turistas. Esto permitirá el movimiento de los que lo tengan, pero también supondrá una barrera de movilidad para los que no lo tengan aún. No obstante, la esperanza es que a largo plazo todos podamos viajar con cierta libertad, con lo que podrían volver las tensiones generadas por un exceso de turistas. La pandemia nos ofrece la oportunidad de mejorar el modelo turístico.
Enhorabuena a la fantástica reflexión que nos propone Eva Isabel González. Es un acierto pensar en estos hechos en el momento actual en el que nos encontramos.
Así es, muchas gracias querida Chus por tu comentario!